Ayer se reunieron todos los rectores universitarios con los responsables gubernamentales en a materia, sobre la mesa la modificación de los criterios que se aplican y de las cuantías de becas y tasas.
Por un lado, se pretende incrementar el importe de las becas hasta los 7.000€ para aquellos estudiantes sin recursos, y por otro aumentar el precio de las tasar para aquellos estudiante que no aprueban las asignaturas y deben repetirlas.Se plantea que en el primer suspenso el recargo sea del 15%, en el segundo del 50% y en el tercero del 100%.
Por otro, se quiere premiar a aquellos alumnos con mejores notas, y en particular a los receptores de becas y créditos, que tendrán incentivos a partir de una determinada nota media.
Como ida general parece que se va por el buen camino, y no es otro que potenciar que ningún estudiante válido deba abandonar o no iniciar una carrera universitaria por falta de recursos, y por otro, que aquellos que no tienen la capacidad o el interés suficiente no sean sufragados por el conjunto de la sociedad.
No olvidemos, que de media, un curso universitario, aparte de lo que paga el estudiante ordinario, le cuesta al estado unos 6.000€ de media, por tanto, el estado puede exigir unas obligaciones al estudiante,y no son otras que un mínimo de dedicación y esfuerzo.
Por ello, el ideal desde mi punto de vista es que las tasas se encuentren indexadas en función de la nota media de la asignatura los últimos 5 años, y que e pague más o menos en función de la nota final. Es importante relativizarla en función de la asignatura, porque las notas varían mucho en función de las carreras universitarias y de las asignaturas.
Esta nueva cultura del esfuerzo en la universidad parece que va en la línea del exceso de universitarios que invierten mucho más tiempo del esperado en finalizar sus estudios o que encadenan diversos estudios hasta edades muy avanzadas. Llamó la atención que en Alemania hubo una persona que se vivió toda su vida de becas y subvenciones públicas y se jubiló como estudiante siendo realmente deficitario para la sociedad porque no hay que perder de vista el objetivo de la universidad dentro de la sociedad.
En definitiva, parece que se toma la senda adecuada, si bien aún queda mucho camino por recorrer para tener una universidad verdaderamente competitiva para el mundo en que vivimos.
Fuente: Lavanguardia

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