¿Dónde está el fallo de la mayoría de los planes de empresa?
La respuesta es relativamente sencilla: En casi todos se derrocha demasiada tinta en números y se dedica un tiempo excesivamente escaso a la información que verdaderamente importa a los inversores inteligentes.
Como todo inversor experimentado sabe, las proyecciones financieras de una nueva empresa, en especial las proyecciones detalladas mes a mes que van más allá de un año, son un alarde de imaginación. Una empresa emprendedora se enfrenta a demasiados imponderables para poder predecir los ingresos, y mucho menos, los beneficios. Además, son contados los emprendedores que prevén correctamente cuánto capital y tiempo va a ser necesario para alcanzar sus objetivos.
Habitualmente, son exageradamente optimistas, e hinchan sus cálculos. Los inversores son conscientes de este efecto de hinchado y por lo tanto, reducen las cifras que se recogen en los planes de empresa. Estas maniobras generan un círculo vicioso de inexactitudes que no beneficia a nadie. los planes de empresa tienen que incluir ciertos números.
No obstante, esos números deberían aparecer en un modelo empresarial que mostrase que el equipo emprendedor se ha parado a pensar en los motores principales del éxito o fracaso empresarial. En empresas industriales, estos motores serían el rendimiento de un proceso de producción; en una empresa de publicación de revistas, la tasa de renovaciones previstas; en el campo de los programas informáticos, el efecto que tendría la utilización de diversos canales de distribución.
El modelo también debería ocuparse de la cuestión del umbral de rentabilidad. ¿En qué nivel de ventas empieza la empresa a obtener beneficios? Aún más importante, ¿en qué punto el flujo de caja empieza a ser positivo? Sin duda, estas cuestiones merecen unas cuantas páginas en cualquier plan de empresa.
Casi al final.
Casi al final.



Un plan de empresa, o un plan de negocio para una nueva inversión de la empresa, son herramientas de comunicación importantísimas para la empresa. Se trata de vender el proyecto, y efectivamente, no enferrarse en manipular cientos de datos que no dejan de ser estimaciones poco fiables.
Para elaborar este tipo de estudios, apoyarse en un asesor externo experto puede ser una buena idea.