Durante los episodios de turbulencia europea de los dos últimos años, los mercados financieros estadounidenses tropezaron y el crecimiento decayó ante los temores de un colapso de la zona euro. Sin embargo, Europa salió del paso y los efectos para la economía estadounidense no fueron tan nocivos: las exportaciones a Europa aumentaron y muchos bancos se beneficiaron de la menor competencia internacional.
Los últimos problemas en la unión monetaria, la amenaza de una salida de Grecia de la zona euro, los crecientes costos de financiación de España e Italia y las recesiones en múltiples países europeos han reanudado los temores de que la crisis ocasione un perjuicio más grave a la frágil recuperación estadounidense.
Las compañías estadounidenses se preparan para un golpe. El gigante de las redes Cisco Systems Inc. acaba de atribuir sus proyecciones cautelosas a la crisis europea y la incertidumbre en los mercados. El fabricante de relojes Fossil Inc. anunció una disminución en sus ventas en Alemania, Italia y España. La firma de productos químicos Celanese Corp., a su vez, culpó a la demanda europea de sus débiles resultados.
A pesar de los problemas de la deuda europea, las exportaciones estadounidenses al continente se han recuperado desde la crisis financiera de 2008. En el primer trimestre del año, las exportaciones estadounidenses de bienes de consumo a Europa volvieron a su máximo previo a la crisis. En general, las exportaciones han sido un motor fundamental en la recuperación de EE.UU., creciendo más rápido que en cualquier repunte desde 1950.
Una razón clave es que el dólar estadounidense se ha mantenido relativamente débil en relación al euro, a un nivel igual o superior a 1,30 la mayor parte del tiempo durante los tres últimos años.
Esto puede cambiar rápido si algún acontecimiento, como un recrudecimiento de la crisis europea o un recorte de las tasas de interés por parte del Banco Central Europeo, hace que los inversionistas huyan del euro y se refugien en el dólar. Una caída sostenida del euro, incluso hasta 1,20 unidades por dólar en los siguientes meses, ayudaría a la recuperación de las economías europeas al apuntalar sus exportaciones.
Mientras que un euro más barato socavaría un poco las exportaciones de EE.UU., aliviaría los temores de un escenario desastroso en Europa. «Sería un intercambio razonable para EE.UU.», dice el economista de Citigroup Nathan Sheets. «Eso podría ser perfectamente una vía que ayudaría a Europa a resolver esta crisis financiera».
El debilitamiento de la economía europea ya golpeó a Asia más duramente que a EE.UU., al desacelerar el crecimiento de grandes exportadores como China e India. Esta circunstancia puede también enfriar el crecimiento global incidiendo en las perspectivas de exportación de EE.UU.
El mayor riesgo para EE.UU., no obstante, siempre ha sido el contagio financiero. El debilitamiento de la zona euro podría exacerbar la deuda de los gobiernos, elevando sus costos de financiación y perjudicando a los bancos europeos.
Aun así, los problemas de Europa ayudaron a los bancos estadounidenses en algunos aspectos. En una encuesta reciente de la Reserva Federal entre ejecutivos de cuenta de bancos estadounidenses que compiten con bancos europeos, dos tercios de los entrevistados dijeron que sus negocios habían repuntado como resultado del repliegue de la banca europea.
Algunas partes del sistema financiero están mejor preparadas para una crisis financiera que en 2008. En los últimos años muchas firmas han limitado su riesgo ligado a Europa y los bancos estadounidenses están mucho más robustos que hace tres años, con más capital y liquidez.
Fuente: WSJ



