Pese a las dudas empresariales y a la lenta evolución del empleo, la evolución reciente de construcción, precios y sector exterior permite esperar un tono de la economía más fuerte para esta segunda mitad de año. Los últimos indicadores del sector inmobiliario permiten hablar de una recuperación genuina, aunque a esta le quede mucho trecho. El índice Case-Shiller de viviendas de segunda mano de mayo superó expectativas y acumuló su tercer avance consecutivo, alejándose del goteo a la baja que había predominado en 2011. El volumen de transacciones seguirá fluctuando mediatizado por la persistente sobreoferta, aunque la morosidad que la ha alimentado descendió en el segundo trimestre.
Asimismo, por el lado de la oferta, las viviendas iniciadas subieron un 21,5% respecto al mismo periodo del año anterior. El nivel de 746.000 viviendas, en términos anuales, apenas llega a la mitad de lo que se construía con anterioridad a la burbuja, evidenciando que queda un buen trecho por recorrer, pero la tendencia alcista de los últimos meses parece asentada, los permisos de construcción, un indicador adelantado de la construcción, tuvieron una substancial subida del 29,5% interanual y el sentimiento de los promotores sigue mejorando. Una asignatura pendiente del sector sigue siendo, empero, dar una salida a los millones de hogares cuyo saldo hipotecario pendiente supera el valor del inmueble hipotecado.

También los precios ayudan, con una moderación que deja margen para una nueva expansión cuantitativa de la Fed que, visto el mejor tono del tercer trimestre, podría retrasarse hasta fin de año. Este entorno benigno de los precios se verá perturbado por el reciente encarecimiento de petróleo y alimentos, pero debería prevalecer la tendencia de moderación, que vendrá marcada por el resto de componentes. El índice de precios al consumo (IPC) subió un 1,4% interanual en julio -1,7% en junio-, influenciado por efectos de base. A partir de septiembre, empero, la tendencia debe cambiar a causa del mencionado encarecimiento del petróleo y por los efectos que la sequía en el medio oeste tendrá sobre el precio de los alimentos. Sin embargo, el IPC subyacente, que excluye los precios energéticos y los de alimentación, mostró en julio una imagen más favorable, con un incremento del 2,1% interanual, perfilando una tendencia a la baja que debería continuar en los próximos meses, vista la baja utilización de la capacidad productiva.
Por lo que respecta al sector exterior, el dato de junio fue bueno y permite augurar una contribución positiva al crecimiento del tercer trimestre, invirtiendo el lastre que el sector supuso en el segundo. El déficit comercial de bienes y servicios de junio se redujo hasta los 42.924 millones de dólares, un 10,7% menos que en el mes anterior. Si bien las importaciones recularon, la mejora se explica también por unas exportaciones que se aceleraron hasta el 7,1% interanual y a las que la debilidad de la eurozona está afectando menos de lo esperado

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