Cuando Leslie Richin lanzó una empresa de relaciones públicas luego de perder su empleo en 2009, su primer instinto fue invertir en un sitio web para su negocio. Pero contratar a un profesional para diseñar el sitio no estaba en su presupuesto.
Entonces Richin, de 32 años, armó perfiles gratuitos en LinkedIn.com y Twitter.com. creó una tarjeta de presentación en línea utilizando un servicio llamado DooID.com. y lanzó un blog en el que invirtió unos US$50.
«Quería establecerme en cuantos lugares fuera posible» en línea, dice Richin, que maneja su negocio desde su casa en Nueva York, una operación que el año pasado generó alrededor de US$60,000 en ingresos.

Para la mayoría de las empresas de hoy, tener una presencia en Internet es el equivalente moderno de estar en el directorio telefónico, dicen los expertos. Los consumidores esperan encontrar información básica sobre las compañías cuando buscan en línea.
«Cuando a uno le recomiendan una empresa: ¿qué es lo primero que hace? La busca en Internet», dice Bruce Freeman, un profesor adjunto de emprendimiento en la Escuela de Negocios Stillman de la Universidad de Seton Hall, en Nueva Jersey. «Necesita estar en la web». Pero cuando el presupuesto es limitado, un sitio web muy vistoso no es una obligación.
Gratis o a muy bajo costo, uno puede colocar su empresa en el sitio de un tercero, como un blog, una red social o un directorio de empresas.
Facebook es la dirección en línea del negocio de Frank Bradley en Pensilvania, una panadería llamada 3 Kids Bake House. Bradley abrió su propia empresa a fines de 2010 luego de que fuera despedido de su empleo como chef en un club privado. En enero, creó una página de «fans» para su empresa con 40 fotos de los productos que vende.
Si usted va a utilizar Facebook u otra red social para presentar a su negocio en línea, hágalo de forma profesional.

Sus contactos de negocios no van a querer saber si está viendo la novela del momento, dice Megan Reichert-Kral, administradora del programa de aceleración de emprendimientos de la Universidad de Michigan.
«Llevo seis meses sin un sitio web y el negocio está creciendo», dice Bradley, quien, a pesar de no invertir dinero en publicidad, espera que su empresa comience a dar ganancias a mediados de este año.
La empresa de Laura Lundy, Slipped Stitch Studios, tampoco tiene un sitio en Internet, aunque es un negocio de comercio electrónico. Creada hace dos años, vende materiales para tejer y hacer crochet a través de Etsy.com, un sitio de comercio en línea para productos hechos a mano que tiene más de ocho millones de miembros. Etsy le cobra a sus usuarios 20 centavos de dólar para exhibir por cuatro meses un producto para la venta, más una comisión de 3,5% sobre el precio final del producto vendido.
Lundy, de 29 años, fundó Slipper Stitch Studios en su casa de California, luego de perder su puesto de gerente en una firma de contabilidad. Al principio intentó aprender sola cómo construir un sitio web pero descubrió que era muy complicado y que le quitaba tiempo valioso que, dice, podía dedicar al marketing y a crear un inventario.
Hoy, sus productos están disponibles en Etsy así como en 40 tiendas en 17 estados de EE.UU., además de en Canadá y el Reino Unido. Dice que desarrolló una relación con la tercera parte de los minoristas debido a que expuso sus productos en Etsy. El resto de los contactos los hizo participando en ferias de artesanías y a través de recomendaciones. Asegura que su compañía tuvo ingresos de US$40.000 el año pasado y es rentable.
«Planeo tener un sitio web tan pronto como tenga el tiempo y el dinero para manejar uno. Hasta entonces, Etsy es la forma más fácil y rápida de mantener el crecimiento de mi negocio», dice.
Fuente: WSJ

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